Mis recursos docentes: un ejercicio para la mejora




Maribel Paniagua Villarruel
Consultora Educativa
Líder Académica de la Consultoría Paniagua y Asociados 

¿Recuerdas a tu mejor profesor?, ¿Recuerdas a aquel que te atrapaba con sus historias, con lo que hacía en el aula o con su propia personalidad?, ¿Recuerdas al que contaba los cuentos que todavía recuerdas y cuentas a tus alumnos o a tus hijos?, ¿Al buen dibujante que ponía frente a ti en dos minutos una imagen con la que recordabas todo el contenido de la clase, el que te daba estrategias de memoria con papelitos de colores para recordar la tabla periódica, el que hacía dramatizaciones en donde el acento escrito se ponía un bonete de papel periódico que era imposible no recordar a la hora en que tenías que distinguir las esdrújulas de las graves, al que se paraba y guardaba silencio hasta que el aula a fuerza de leves shhhit, shhhit, se iba apaciguando, al que te preguntaba en el recreo si te ocurría algo cuando estabas pasando por una verdadera crisis por el chico o la chica que no te hacía caso en la secundaria o porque te habían amenazado con esperarte a la salida, o a aquel que se sabía tu nombre, el estado de salud de tu abuelita y que recordaba en qué trabajaba tu papá? Seguramente recuerdas con nitidez, a la maestra pulcra, siempre bien maquillada que usaba zapatos del color de la bolsa y que tenía el aula siempre decorada con el motivo de la estación o de la festividad, y que aquel salón tuyo era la envidia de la escuela, o a aquella maestra de matemáticas te daba una tarjetita para invitarte a quedarte 5 minutos y explicarte como si fuera lo más sencillo las ecuaciones de primer grado, o a la maestra de primer grado que te enseñó a mover tu silla o tu mesa banco sin hacer ruido para alivio de todos, o a la que siempre te recibía con el aula organizada de una manera diferente que te animaba y relajaba, o a la que tenía un cuaderno viajero en el que le enviaba recados a tus padres reconociendo tus esfuerzos, o a la que te prestaba sus libros para leer en tu casa y te premiaba con un libro y gracias a la cual amas la lectura.
Este es el primer artículo de una serie, a la que la Consultoría Paniagua y Asociados, Excelencia en capacitación educativa, ha denominado: ¿Cómo empezar a mejorar los resultados educativos desde nosotros mismos? y en esta ocasión está centrado en invitarte a hacer un diagnóstico de tus recursos, es decir de todas las habilidades, actitudes, aptitudes, capacidades, emociones y conocimientos que te ayudan a ser el maestro que eres, o que pueden llevarte a ser el maestro que deseas ser. (Liden y Peruttz, 1999, pág. 119).
El punto de partida de la serie es la premisa de que una buena parte de lo que sucede en el aula, es definido por el docente y sus recursos, formas de relacionarse y de responder a lo que sucede en el aula, que es por supuesto complejo y siempre retador.
En esta reflexión- ejercicio, queremos invitarte a pensarte como profesional, con una serie de recursos de tu persona y de tu práctica que no has reconocido y que pueden hacer la diferencia en tu aula o en tu actividad educativa como coordinador académico, como director o como supervisor o desde cualquier rol de liderazgo que desempeñes en el ámbito educativo.
Nombrar nuestros recursos, etiquetarlos y reconocerlos afirman Liden y Peruttz, (1999), es rescatarlos de la inexistencia, volverlos nuestros, tomar conciencia de su existencia y sobre todo evocarlo cuando lo necesitamos. Lo que distingue a los profesores más exitosos de los que son sufribles en el aula, es la cantidad de recursos que manejan y de las que son conscientes y utilizan de manera intencionada y sistemática.
Hacer conciencia de nuestros recursos, nos obliga a valorarlos y a tenerlos disponibles para hacer frente a la complejidad del aula, así que vamos al ejercicio con la pregunta guía: ¿Qué te hace ser el buen maestro que eres, cuáles son tus recursos?
El ejercicio puede consistir en una larga lista que puede empezar con las cosas que son fáciles de hacer en el aula o en tu actividad de profesional de la educación, como por ejemplo, escuchar con atención, interesarte en las personas, llegar temprano, ajustarte a tu agenda, organizar tu espacio de trabajo y mantenerlo limpio y ordenado, comprometerte con las tareas que se acuerdan en el consejo, tomar notas de los pendientes y atenderlos, conocer muchas formas de evaluación y utilizarlas con pertinencia, leer mucho y utilizar lo que lees para mejorar tu tarea, dar las gracias a las personas que te rodean por el apoyo que te prestan ¡no tienes idea de lo importante que es este recurso¡, reconocer los logros de las personas, dejar organizado tu espacio antes de retirarte, ser bueno para explicar a los otros una tarea, conocer estrategias de enseñanza, arriesgarte a hacer cosas en tu aula o en tu tarea directiva.
Otra manera de hacer el ejercicio es hacer un listado de recursos por categorías en un cuadro como el siguiente. Piensa en todos los ámbitos de tu vida, no sólo en lo que haces en la escuela, porque puedes traer esos recursos a la escuela y será maravilloso para ti y para tus alumnos:
Cuadro 1. Mis recursos para la docencia
Mis recursos
Los que yo reconozco en mi
Los recursos que otros me dicen que tengo (hijos, padres, amigos, jefes, vecinos)
Mis habilidades


Mis actitudes


Mis aptitudes


Mis capacidades


Mis emociones


Mis conocimientos



Haz el ejercicio de forma escrita, te invito a llevar un cuaderno en el que registres estos recursos y vayas haciendo grande el cuadro, puedes ir subrayando aquellos recursos que has podido poner en acción en tu tarea docente. ¡Te sorprenderás de lo que descubrirás de ti mismo y de los cambios que vas a ir logrando y de que quienes trabajan contigo reconocerán ¡ Este es un buen ejercicio para conformar el análisis FODA de la institución, y para que coordinadores académicos, directores y supervisores, puedan trabajar con los docentes en el reconocimiento de las pautas exitosas de su vida y desempeño que pueden introducir a su tarea. 
Comparte con nosotros tus reflexiones a través del correo: maribel@paniaguayasociados.com ,y consulta nuestra oferta de capacitación y desarrollo profesional en http://paniaguayasociados.com.mx/

Referencias:
Linden, Aneé y Katrin Perutz. (1999). Ejercitar la mente PNL para una vida mejor. Barcelona: Paidós.

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